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domingo, 22 de marzo de 2020

El teatro como estrategia pedagógica para la expresión escrita

Día a día en la cotidianidad del aula se dan diversas manifestaciones expresivas en los niños; manifestaciones que muchas veces dejamos pasar sin detenernos a contemplar, aunque de allí podríamos rescatar todo un universo de sentimientos y pensamientos que nos posibilitarían un acercamiento al estudiante para descubrir expectativas, potencialidades, debilidades, gustos y necesidades.
La manera de interactuar con los estudiantes y las dinámicas que se generan en el aula según quien las proponga, fomentan un ambiente propicio para la expresión o lo limitan. La expresión del estudiante es una fuente inagotable de potencial para su desarrollo integral. Favorecer su expresión supone privilegiar su sensibilidad, su esencia como ser humano para que pueda manifestarse y comunicar, reconociéndose a sí mismo y proyectándose a los demás.
En el Centro Educativo San Agustín, con el grado segundo de primaria, se viene realizando una propuesta de trabajo que pretende reconocer la expresión como factor que permite conocer al estudiante identificando sus potencialidades como individuo.

Algunas dificultades en la expresión

Para abordar este trabajo se planearon actividades con el propósito de que los estudiantes evidenciaran algunas formas de expresión especialmente en lo escrito, oral y corporal, para reconocer sus habilidades y dificultades en lo concerniente a estas formas expresivas. También se quería examinar las formas de expresión que influyen en la interacción del estudiante con su entorno socio-cultural.
La primera actividad planteada fue la escritura de la historia de vida. Los niños escribieron sobre momentos significativos de su vida, aunque en la mayoría de los casos solo enumeraron hechos: “nací en la clínica del seguro, vivo en una casa con mis papás, cuando pequeño tomaba tetero…” Para los niños fue un poco difícil empezar a escribir su historia, no sabían qué cosas relatar, ni cómo hacerlo. Opté por leerles mi historia y se sorprendieron al escuchar mis vivencias de infancia, de alguna forma parecidas a las suyas. Esto los motivó a contar y a escribir. Sin duda, es muy importante brindarles confianza a los niños y acercarnos para mostrarles que podemos sentir como ellos y que lo podemos expresar.
La segunda actividad planteada fue el juego de roles, en el cual los niños manifestaron algunas formas de interacción con su ámbito familiar y escolar. En estos juegos se pueden reconocer relaciones establecidas en el hogar, notándose particularmente la poca participación que tienen los niños en las decisiones familiares. Este es un factor que influye negativamente en las posibilidades de expresión.
La tercera y última actividad fue el diálogo colectivo mediante el cual se posibilitó la expresión de puntos de vista, descripción de situaciones, y argumentación de ideas sobre diversos temas. Los niños a través de diálogos comentaron vivencias y anécdotas. Se percibió que eran prácticamente monólogos, donde cada niño contaba lo suyo y ninguno le hacía un aporte al compañero.
Las anteriores actividades evidenciaron algunas dificultades en la expresión de los estudiantes:

A nivel oral

  • Temor en la expresión de las ideas: cuando se les pedía que trataran de explicar, contar o hablar sobre algún tema, solo unos pocos lo hacían; los demás aunque tuvieran algo que decir cedían el turno a otro compañero.
  • Poca argumentación en las ideas: era muy difícil para los niños tratar de explicar el por qué de alguna afirmación o idea expuesta.
  • No confrontación de puntos de vista: cada niño exponía su idea y no tenía en cuenta ni refutaba la idea del compañero.

A nivel escrito

  • Hay muy pocas descripciones.
  • No expresan su pensar ni su sentir: en los escritos se cuentan situaciones que no reflejan lo que piensan los niños al respecto a determinada experiencia o como se sintieron frente a la misma.
  • No hay secuencia y coherencia: en cuanto al tiempo y el espacio en que se narran los acontecimientos.

A nivel corporal

  • No utilizan su cuerpo para comunicar: los gestos, los movimientos corporales no son usados como instrumentos de comunicación.
Las dificultades que presentan los estudiantes en argumentación, sustentación de ideas y expresión de sentimientos son consecuencia de múltiples factores y entre estos, uno de los más determinantes es la falta de espacios en el aula en los cuales los niños tengan la oportunidad de debatir, fijar posición ante los hechos o escribir con sentido sobre situaciones significativas, como afirma Jolibert: “es necesario que el niño viva estrategias de aprendizaje que le permitan tener referencias constantes y a la vez construir sus propias competencias”1.
Es a partir de esta situación que se genera un cuestionamiento sobre la práctica pedagógica y donde se origina mi proyecto, el cual pretende dar respuesta a la pregunta: ¿Cómo construir un ambiente significativo donde los niños puedan expresarse sin temor?

El Teatro una posibilidad para la expresión

El teatro surge aquí como una estrategia pedagógica que posibilita abordar la expresión (oral, escrita y corporal) para que los niños manifiesten abiertamente sus sentimientos y formas de pensar.
Se planearon estrategias de trabajo para incorporar el teatro al quehacer del aula. Se delinearon tres fases para el proyecto y se enunciaron los propósitos para cada una de ellas, así como sus respectivas actividades.

Primera Fase

Exploración teatral

Para esta primera fase, los niños elaboraron máscaras con periódico, crearon personajes y alrededor de éstos idearon historias. El propósito era generar una dinámica significativa donde los niños pudieran expresarse a través de los personajes y así lograr detectar intereses y potenciar aptitudes expresivas. La construcción de personajes y de las historias que los enmarcaban, constituyó para los niños una forma diferente de abordar el trabajo en el aula; se sintieron motivados y muy implicados con sus personajes, lo que generó un ambiente agradable y propicio para la creación.
Para la creación de personajes se hizo necesario que los niños realizaran varios ejercicios de caracterización; ya que al representar las historias sus personajes resultaban bastante estáticos, solo se expresaban a través de la voz, evitando el gesto y el movimiento corporal que, por otra parte, no tenían relación con el personaje que se representaba. Fue necesario entonces realizar juegos dramáticos en los que los niños elegían un personaje de T.V, observaban sus características físicas, emocionales actitudinales y luego lo imitaban; de esta forma los niños descubrieron que los personajes tenían vida propia y diferentes formas expresivas. Para los niños fue más fácil hacer esta caracterización a través de sus personajes favoritos, porque se sentían cercanos al personaje.
En la expresión escrita, los niños crearon historias para sus personajes. En un comienzo éstas no tenían una secuencia espacio-temporal, no se desarrollaba en ellas una trama, simplemente se enunciaban situaciones vividas por los personajes: “los Power Ranger enfrentan al enemigo”, pero se desconocía el por qué se generaba este enfrentamiento, ya que no se evidenciaba el conflicto. Las historias también carecían de finales acordes con las situaciones enunciadas.
Para darle una mejor estructura a las historias, lo que implica desde el punto de vista de Jolibert “que los niños tomen conciencia de la existencia de un estado inicial transformado por una dinámica de sucesos que conduce a un estado final”2, los niños comenzaron a escribir diarios como acumuladores de sus experiencias impactantes, agradables y desagradables.
En sus primeros escritos diarios los niños enumeraban actividades cotidianas como: “me levanté me desayuné, llegué al colegio, hice tareas…” y esto lo escribían todos los días de modo que no había casi ninguna diferencia entre un día y otro. Se hizo necesario leer diarios literarios donde se mostraban otras formas de expresar, abordar y escribir un diario. A partir de estas lecturas los niños comenzaron a escribir sobre hechos significativos y en algunos casos le colocaron un título que enmarcaba la vivencia diaria: “el día que me caí”.
La escritura de los diarios fue posibilitando la contextualización de las historias para las obras de teatro, pues en los mismos se describían lugares, situaciones y personajes: “Cada niño escribe su texto, contando su propio acontecimiento, escogiendo libremente el destinatario; cada niño muestra y cuenta se propia afectividad y sobre todo las expectativas de unos y otros son muy diferentes de aquellos que acompañan a la redacción”3, de alguna manera, al igual que lo expresa Jolibert, se pudo ratificar así la riqueza de conocimiento que encierra el escrito de cada niño.
Para esta fase del proyecto los niños elaboraron títeres de guante, los caracterizaron y crearon para ellos historias y situaciones. Los títeres motivan mucho a los niños, pareciera que a través de éstos pudieran exteriorizar y plasmar sus deseos y sus fantasías. A las niñas, por ejemplo, les gusta que sus títeres representen princesas y cuando se les pregunta el por que prefieren estos personajes, contestan “a mí me gustaría vestirme así” “me gustaría vivir en un palacio y ser tan bonita”. Los niños, por su parte, prefieren los personajes guerreros, combatientes y con mucha fuerza como los Power Rangers y los Dragon Ball, a través de sus títeres logran poner en acción toda su imaginación.
Después de interactuar con las representaciones teatrales y los títeres se pasó a la segunda fase del proyecto.

Segunda Fase

Producción de Textos

En esta fase se enfatizó en la producción de textos, sin dejar de lado la expresión oral y corporal. El propósito fundamental era que los niños lograran elaborar diferentes tipos de textos reconociendo su intención comunicativa y a la vez que plasmaran en actividades concretas como representaciones teatrales y juegos dramáticos sus manifestaciones expresivas.
A medida que los niños fueron concretando sus propuestas se fue generando un mayor compromiso y una mayor exigencia con sus elaboraciones tanto escritas y orales como actorales.
Los niños reescribieron sus historias después de que fueron leídas por sus compañeros y tomaron en cuenta las sugerencias que se les hizo sobre la coherencia para que resultaran más entendibles para los demás. Empezaron una secuencia narrativa donde se veía una situación inicial “los Power Rangers vivían con sus amigos muy felices”, luego un suceso desestabilizador “llegó Rita Repulsa a invadir y a imponer el mal, y los Power se enfrentaron al enemigo” y, por último, una situación final “los Power vencieron al enemigo y así salvaron al mundo”. De esta forma la mayoría de las historias se estructuraron mejor.
En esta fase del proyecto también se realizó la presentación de las obras de teatro. Los niños plasmaron su trabajo en el escenario con una representación más enriquecedora, no solo porque la historia estaba más estructurada, sino porque los personajes estaban más consolidados ya que gozaban de una mejor caracterización.
También a los títeres, que habían elaborado, se les ubicó en una historia. Cuando hicieron la representación de éstos, tuvieron muy en cuenta la coherencia de la historia aunque los diálogos que sostenían los personajes fueran siempre improvisados. Se les recomendó a los niños volver a escribir la historia incorporando los diálogos y marcando bien las escenas. Como un apoyo para abordar éste nuevo trabajo, los niños dibujaron cuentos y programas de televisión divididos en escenas, y en las cuales se narraba lo acontecido.
Se les proyectaron también unos acetatos donde estaba escrita una pequeña obra de teatro infantil. Allí los niños pudieron observar los diálogos escritos de los personajes y la intervención del narrador. Igualmente apreciaron cómo se mantenía la coherencia de la historia. Para los niños fue novedosa esta forma de presentar una historia y casi de inmediato empezaron a reconstruir sus escritos. Finalmente, solicitaron que se les hiciera con frecuencia este tipo de actividad.
Para trabajar los diálogos, los niños crearon una historia con comics a los que previamente les habían recortado los diálogos y los escribieron de nuevo de modo que quedaran acordes con las imágenes y los sucesos que vivían estos personajes.
Como las historias que se escribieron para los títeres eran poco descriptivas y al momento de representarlas los niños no tenían en cuenta en qué contexto se desarrollaban se realizó un trabajo, recurriendo a textos narrativos especialmente, donde los niños tenían que organizar la información sobre las características de los lugares, situaciones y personajes en sencillos esquemas como el siguiente:
Lo anterior posibilitó una mayor descripción y contextualización al momento de escribir las historias. Éstas fueron analizadas y debatidas por los niños, pues en la mayoría de los escritos se hacían preguntas cuyas respuestas no eran explícitas y los obligaban a hacer inferencias. Todo esto permitió que los niños tuvieran una mejor comprensión del texto y además plantearan sus puntos de vista, confrontaran sus respuestas y fijaran una postura frente al mismo.
Es importante que los niños puedan reconocer en el texto sus múltiples posibilidades de organización, que establezcan la relación entre el contenido del mismo y el de otros textos y entre lo que les dice el texto como lectores y lo que ellos ya saben.
Los niños también elaboraron otro tipo de documentos como afiches y plegables para promocionar e informar sobre los eventos teatrales que se organizaron en el aula y los cuales pretendían divulgar a los demás miembros de la comunidad educativa. Los niños pusieron toda su creatividad a funcionar en esta tarea por lo general entre ellos se dieron ideas para mejorar los diseños y buscaron los dibujos y frases que estuvieran acordes con el mensaje que querían transmitir.
Para la elaboración de afiches, los niños tuvieron un contacto previo con este tipo de texto durante el cual se evidenció la intención comunicativa e informativa que tenían. Los niños reconocieron que hay una información básica que deben contener (lugar, fecha, nombre, y tipo de evento), y acompañaron los textos con dibujos alusivos que ilustraban y ubicaban más al lector.
Los plegables, también tuvieron la intención de informar más ampliamente sobre el evento de los cuales se realizaron varios diseños, los niños se esfuerzan por hacer un trabajo más comunicativo, cuando se tiene la intención verdadera de poner en circulación los textos.

Tercera Fase

Socialización de Experiencias

Finalmente, viene una etapa o fase de socialización en la cual se pretende crear espacios que permitan reconocer y valorar por parte de la comunidad educativa; las producciones escritas, orales y escénicas de los niños, así como consolidar las formas expresivas manifestadas por los niños en representaciones teatrales, puesta en escena, y circulación de los escritos elaborados. Con tal fin, los niños han asistido y apreciado obras de marionetas en las cuales se conjuga todo el trabajo teatral: caracterización de personajes, escritura de libretos y guiones, y puesta en escena. Actualmente están depurando sus escritos y preparando la construcción de escenarios como también elaborando propaganda para la presentación final con marionetas. Se realizará una feria con los textos elaborados por los niños (afiches, separadores de páginas, esquelas y tarjetas alusivas a la obra de marionetas), los cuales serán parte de la promoción del evento. Estos textos serán vendidos a la comunidad educativa como parte final del proyecto.
Se proyecta seguir el trabajo con títeres de varios tipos (varilla, espuma, etc.) perfeccionando el diseño y manejo de los mismos. A la vez realizar un montaje de obras con una mayor complejidad, esto implica ubicar la obra dentro de un marco histórico y geográfico donde los niños tengan la posibilidad de consultar y establecer las características de la época en que se ambienta para reflejarlas en la caracterización de sus personajes. Los textos de guiones y libretos deben tener una estructura definida. La escenografía debe tener algunos elementos nuevos como efectos especiales, manejo de luces, efectos sonoros, entre otros.
El proceso que hemos llevado con los niños durante la realización de este proyecto teatral, nos ha permitido reflexionar sobre las formas de interacción que enfrentan a nivel expresivo. Reconocemos que es primordial afianzar la comunicación oral agotando posibilidades a este respecto (narraciones, diálogos colectivos, descripciones, y confrontación de puntos de vista), para que la expresión escrita fluya y se estructure, permitiendo una mejor comprensión tanto de lo que se lee como de lo que se escribe.
Es indispensable crear ambientes expresivos en el aula para que se dé un mejor desarrollo y manifestación de la expresividad en los niños. En este caso el teatro y los títeres contextualizaron las manifestaciones expresivas de los niños, tanto orales, corporales como escritas y esto le dio un sentido a las acciones emprendidas.
El teatro puede ser una estrategia para la creación y producción de textos pero requiere formas más complejas de escritura, por lo que se hace necesario efectuar un trabajo previo en la parte oral, así como facilitar el acceso a diferentes tipos de texto en los cuales se manejen estructuras mínimas de coherencia, cohesión, descripción, y narración.

Citas

1 Jossette Jolibert. Formar niños productores de texto. Dolmen, 1995.
2 Ibíd. p. 68.
3 Ibíd. p. 70.

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