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domingo, 2 de abril de 2017

“La Patada Histórica: Cuando Gómez Desplaza A Castro Del Poder”

     El 22 de octubre de 1899 asume la presidencia de nuestro país el General Cipriano Castro; inicia el período que se conoce en la historia venezolana como el “gobierno de los andinos” o como lo llamó el Historiador Domingo Alberto Rangel “Los Andinos en el Poder” en su libro que lleva el mismo nombre destacando por primera vez, la incursión en la escena política de los andinos, que se verá su influencia a partir de este momento hasta enero de 1958, cuando huye el entonces presidente Marcos Pérez Jimnez en su avión presidencial “La Vaca Sagrada”.
     Castro fue un presidente de personalidad carismática con un profundo sentido nacionalista, caracterizado por ser el guerrero, el lujurioso y el político mesiánico. Dichas características son fruto de la Venezuela de la segunda mitad del siglo XIX, Cipriano Castro es un hijo típico de su tiempo que emula el caudillo que debe demostrar su hombría por medio de la violencia y la potencia sexual. Sólo el aspecto mesiánico es lo propiamente andino, zona de una gran religiosidad (él estudiará en un seminario). Al evaluar su gestión de gobierno, trató de organizar la administración pública, modernizar el Ejército y unificar a Venezuela. Sus políticas nacionalistas fueron la causa de las agresiones que sufrió Venezuela a partir de 1902 por parte de las potencias imperialistas de la época.
     Cipriano Castro pasó a la historia por el llamado que hizo al país a defender la soberanía nacional, ante el bloqueo de las costas venezolanas: Inglaterra, Alemania y otras potencias extranjeras reclamaron la inmediata cancelación de los daños sufridos por sus súbditos en Venezuela durante los últimos años, y el cumplimiento por parte del gobierno del pago de las deudas contraídas con ellos. Ante la negativa del presidente Castro, las armadas de Alemania e Inglaterra bloquearon los principales puertos venezolanos el 9 de diciembre de 1902. La proclama decía. “La planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria”, situación que generó un sentimiento de indignación y una ola de protesta en todo el país. La bandera de Alemania e Inglaterra fueron quemadas y sus sedes diplomáticas fueron apedreadas. Castro con su espíritu nacionalista no se doblegó, por el contrario metió en la cárcel a los súbditos alemanes e ingleses residentes en el país. Cómo se apreció en la idea anterior este suceso provocó la solidaridad de numerosos países y la opinión pública se volcó contra los países agresores. Domingo Alberto Rangel en su libro “Los Andinos en el poder” recalca que más de cien mil  venezolanos acudieron a las jefaturas civiles a buscar armas para integrar el ejército patriótico (…) es el ejército más grande que se haya formado en el país. La nación volvió a ser  como en los tiempos de la Independencia”.
     No hay que olvidar que la actitud valiente de Cipriano Castro le dio una aureola de héroe, los aduladores al decir de pío gil brotaban por montones. Desde mediados de 1903, cuando se vio libre de conflictos, la existencia venezolana se había hecho orgiástica. Castro no rehuía de adulaciones y a los placeres amparados  en su poder y prestigio. La vida excesiva y descontrolada que llevaba fue minando su salud. En 1906 se separó del cargo por motivos de salud y poco después anunció su “retiro absoluto” de la vida pública. Un grupo de aclamadores hizo que volviera al poder pero esta vez por poco tiempo.
      A partir de entonces, luego del bloqueo de las Costas Venezolanas por potencias extranjeras, la Revolución Libertadora comandada por Manuel Antonio Matos, ultimo líder del Liberalismo Amarillo, entre otros… los enemigos políticos de Castro fueron acaparando la escena política, se fueron acercando  al vicepresidente Juan Vicente Gómez con la idea de convencerlo de que asumiera el poder y se colocará en contra de su compadre Cipriano Castro, para ese momento Presidente de Venezuela, quien sufría una afección renal severa. A partir de entonces, Gómez inicio una conspiración para derrocar a Castro con el apoyo de empresas extranjeras, que logró su cometido cuando Castro viaja para someterse a una operación en Alemania el 24 de noviembre de 1908, quien se embarcó y dejo encargado de la presidencia al vicepresidente  Juan Vicente Gómez.
     La partida de Castro reactivó la conspiración, tanto nacional como internacional. El secretario de Estados de Estados Unidos, Philander Knox y varias potencias extranjeras brindaron su apoyo al plan de golpe de Estado que se concretó el 19 de diciembre de 1908 por su compadre y lugarteniente, Juan Vicente Gómez, le propina un golpe de Estado, impidiendo su entrada al país, lo que se denominó “La Patada histórica”, donde un compadre traiciona a otro compadre por el simple hecho de mantenerse en el poder y el espíritu nacionalista de Castro es desplazado por el espíritu entreguista y traidor de Gómez, quién instaura una feroz dictadura permitiendo el saqueo, la expropiación y explotación de nuestro recursos petroleros y mineros, convirtiendo abiertamente a Venezuela en una colonia estadunidense.
     El 27 de abril, las Cámaras Legislativas lo eligen presidente constitucional de Venezuela para el período 1910-1914, pero en 1913, Gómez decide continuar en el ejercicio del poder, creando con esa determinación, la primera crisis en el seno de su gobierno. A pesar de quienes se opusieron, incluyendo la llamada “Generación del 28”, Gómez se valió de artimañas constitucionales para permanecer en el poder durante 27 años, implantando una dictadura que ahogaba todo tipo de oposición y manejaba al país de manera arbitraria y personalista, como si se tratara de una propiedad privada.




Referencias Bibliográficas


Crónicas de Whashington, (2016) “La patada histórica: se huele y se siente”   
El Universal  (2000) “Castro y Gómez”   (Documento en línea), Disponible en:   
     http://www.eluniversal.com/opinion/130425/la-patada-historica.
Gil, Pio (1978) “EL Cabito”, Ediciones Roraima. Caracas.
Rangel, Domingo Alberto, (1975) “Gómez, el amo del Poder”, Editores Vadell      
     Hermanos. Valencia-Venezuela.
Rangel, D. (1964). “Los andinos en el poder: balance de una hegemonía”.  
     Editores Vadell  Hermanos. Valencia-Venezuela.
Ricoeur, P. (1987). “ Tiempo y narración: Configuración del tiempo en el  
     relato  histórico” Vol. 1. Ediciones Cristiandad. Madrid - España.
Salazar, J. (2006). “Narrar y Aprender Historia”, UNAM, México.
Pareja José y Soldán Paz, (2011). “Juan Vicente Gómez: Un Fenómenos
     Telúrico”. Ediciones Centauro. Caracas- Venezuela.



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