El 22 de octubre de 1899 asume la presidencia de nuestro país el
General Cipriano Castro; inicia el período que se conoce en la historia
venezolana como el “gobierno de los andinos” o como lo llamó el Historiador
Domingo Alberto Rangel “Los Andinos en el Poder” en su libro que lleva el mismo
nombre destacando por primera vez, la incursión en la escena política de los
andinos, que se verá su influencia a partir de este momento hasta enero de 1958,
cuando huye el entonces presidente Marcos Pérez Jimnez en su avión presidencial
“La Vaca Sagrada”.
Castro fue un presidente de personalidad
carismática con un profundo sentido nacionalista, caracterizado por ser el guerrero, el
lujurioso y el político mesiánico. Dichas características son fruto de la
Venezuela de la segunda mitad del siglo XIX, Cipriano Castro es un hijo típico
de su tiempo que emula el caudillo que debe demostrar su hombría por medio de
la violencia y la potencia sexual. Sólo el aspecto mesiánico es lo propiamente andino,
zona de una gran religiosidad (él estudiará en un seminario). Al evaluar su
gestión de gobierno, trató de organizar la administración pública, modernizar el
Ejército y unificar a Venezuela. Sus políticas nacionalistas fueron la causa de
las agresiones que sufrió Venezuela a partir de 1902 por parte de las potencias
imperialistas de la época.
Cipriano Castro pasó a la historia por el
llamado que hizo al país a defender la soberanía nacional, ante el bloqueo de
las costas venezolanas: Inglaterra, Alemania y
otras potencias extranjeras reclamaron la inmediata cancelación de los daños
sufridos por sus súbditos en Venezuela durante los últimos años, y el
cumplimiento por parte del gobierno del pago de las deudas contraídas con
ellos. Ante la negativa del presidente Castro, las armadas de Alemania e
Inglaterra bloquearon los principales puertos venezolanos el 9 de diciembre de
1902. La proclama decía. “La planta insolente del extranjero ha
profanado el sagrado suelo de la patria”, situación
que generó un sentimiento de indignación y una
ola de protesta en todo el país. La bandera de Alemania e Inglaterra fueron
quemadas y sus sedes diplomáticas fueron apedreadas. Castro con su espíritu
nacionalista no se doblegó, por el contrario metió en la cárcel a los súbditos
alemanes e ingleses residentes en el país. Cómo se apreció en la idea anterior
este suceso provocó la solidaridad de numerosos países y la opinión pública se
volcó contra los países agresores. Domingo Alberto Rangel en su libro “Los
Andinos en el poder” recalca que más de cien mil venezolanos acudieron a
las jefaturas civiles a buscar armas para integrar el ejército patriótico (…)
es el ejército más grande que se haya formado en el país. La nación volvió a
ser como en los tiempos de la Independencia”.
No hay que olvidar que la actitud valiente
de Cipriano Castro le dio una aureola de héroe, los aduladores al decir de pío
gil brotaban por montones. Desde mediados de 1903, cuando se vio libre de
conflictos, la existencia venezolana se había hecho orgiástica. Castro no
rehuía de adulaciones y a los placeres amparados en su poder y prestigio.
La vida excesiva y descontrolada que llevaba fue minando su salud. En 1906 se
separó del cargo por motivos de salud y poco después anunció su “retiro
absoluto” de la vida pública. Un grupo de aclamadores hizo que volviera al
poder pero esta vez por poco tiempo.
A partir de entonces, luego del bloqueo de las
Costas Venezolanas por potencias extranjeras, la Revolución Libertadora
comandada por Manuel Antonio Matos, ultimo líder del Liberalismo Amarillo,
entre otros… los enemigos políticos de Castro fueron acaparando la escena
política, se fueron acercando al vicepresidente Juan Vicente Gómez con la
idea de convencerlo de que asumiera el poder y se colocará en contra de su
compadre Cipriano Castro, para ese momento Presidente de Venezuela, quien
sufría una afección renal severa. A partir de entonces, Gómez inicio una
conspiración para derrocar a Castro con el apoyo de empresas extranjeras, que
logró su cometido cuando Castro viaja para someterse
a una operación en Alemania el 24 de noviembre de 1908, quien se embarcó y dejo
encargado de la presidencia al vicepresidente Juan Vicente Gómez.
La
partida de Castro reactivó la conspiración, tanto nacional como internacional.
El secretario de Estados de Estados Unidos, Philander Knox y varias potencias
extranjeras brindaron su apoyo al plan de golpe de Estado que se concretó el 19
de diciembre de 1908 por su compadre y lugarteniente, Juan Vicente Gómez, le propina
un golpe de Estado, impidiendo su entrada al país, lo que se denominó “La Patada histórica”, donde un compadre
traiciona a otro compadre por el simple hecho de mantenerse en el poder y el espíritu nacionalista de Castro es desplazado por el
espíritu entreguista y traidor de Gómez, quién instaura una feroz dictadura
permitiendo el saqueo, la expropiación y explotación de nuestro recursos
petroleros y mineros, convirtiendo abiertamente a Venezuela en una colonia
estadunidense.
El 27 de abril,
las Cámaras Legislativas lo eligen presidente constitucional de Venezuela para
el período 1910-1914, pero en 1913, Gómez decide continuar en el ejercicio del
poder, creando con esa determinación, la primera crisis en el seno de su
gobierno. A pesar de quienes se opusieron, incluyendo la llamada “Generación
del 28”, Gómez se valió de artimañas constitucionales para permanecer en el
poder durante 27 años, implantando una dictadura que
ahogaba todo tipo de oposición y manejaba al país de manera arbitraria y
personalista, como si se tratara de una propiedad privada.
Referencias Bibliográficas
Crónicas
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Disponible en: http://www.eluniversal.com/opinion/130425/la-patada-historica.
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http://www.eluniversal.com/opinion/130425/la-patada-historica.
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Domingo Alberto, (1975) “Gómez, el amo del Poder”, Editores
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Rangel,
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Editores Vadell Hermanos. Valencia-Venezuela.
Ricoeur,
P. (1987). “ Tiempo y narración: Configuración del tiempo en el
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Salazar,
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Pareja
José y Soldán Paz, (2011). “Juan Vicente Gómez: Un Fenómenos
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